El lugar. Dos.

 



19:05

1/30 - 4.5 - 3200

Al pensar en esta segunda opción de luces, no tenía muy claro que quería hacer. La luz natural a lo largo del día es muy similar, en mi cuarto, como para elegir dos horas diferentes. Las luces de mi habitación y la de los veladores no me convencían, y sentía que no se generaba un clima que me gustase para retratar. 

El viernes a la tarde, tipo 18:30, estaba en un Meet con mi grupo de PAV hablando del trabajo práctico, tirando ideas, hasta que, de la nada, se cortó la luz. Estaba en mi casa con mi perra y empecé a prender velas, esperando a que vuelva para conectarme a la teórica de Sociología, que empezaba a las 19. Deje algunas velas en la cocina, en el baño, y cuando volví a mi cuarto me encontré con esta imagen. Automáticamente, agarré la cámara y me puse a sacar fotos. 

Siempre me gustaron las velas. A veces, estoy estudiando y prendo alguna, porque generan un cambio en el ambiente. Me transmiten paz, tranquilidad, y me gusta ir variando en sus aromas (aunque suelo elegir seguido la de olor a chocolate). Estén encendidas las luces de la habitación o no, al prender una vela las energías del lugar cambian completamente. Son una forma de desconectar un poco y cortar con el estrés y el peso de la rutina cotidiana. Por esta razón, me pareció que utilizar esta iluminación, además de que queda lindo, representa una parte de mí.


Diagrama de luces.


Volví a utilizar el reflector como figura para representar el escritorio.

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